Es como la sangre que fluye por el cuerpo
Que estando siempre en movimiento
Te da vida y te llena.
Es como la gasolina de un coche
Funcionando día y noche,
Hasta que el dueño lo aparca
Y con pasos cansados se aleja.
Cierto que la poesía es muy cansada.
Eso es una gran verdad.
Pero también hay otra realidad
Que la poesía siempre guarda.
Y es que la poesía es generosa.
Si, podrá sonaros raro lo dicho,
Pero más adelante veréis porque digo
Semejante afirmación de semejante cosa.
Cuando un poeta escribe una poesía,
Es porque hay algo que siente
Que normalmente quiere compartir en compañía,
Y en ocasiones, solo, con su propia mente.
Los poemas, muchas veces,
Son reescritos o simplemente editados
Como si se tratara de corregir dictados,
Donde los sentimientos desaparecen.
Exacto, hay un momento creativo
Y otro momento más mecánico,
Que os juro, a veces de tanto esfuerzo baja el ánimo.
Pero sin métrica muchos poemas son poco atractivos.
Y ahí está, erre que erre el poeta,
Haciendo poema, tras poema,
Gastando horas de su vida
En palabras, en versos, en estrofas... en poesía.
¿Porque alguien gastaría tanto tiempo
En algo tan mal remunerado
Cuando hay oficios de más reconocimiento
Y mucho mejor pagados?
En mi caso, la respuesta es bien sencilla:
Lo que yo encuentro en la poesía
Es un mundo entero a explorar
Por unos ojos algo diferentes a lo normal.
Y al escribir lo que veo,
No me siento normal sino poderoso,
Pues tengo la suerte de ser generoso
Al poder dejar que me lea desde el espiritual al ateo.
Y lo mejor de todo es que cuando yo escribo,
Una de las cosas que consigo
Es aprender de mi mismo y de mi entorno,
Pues mi subconsciente se plasma en las letras y deja de
ser adorno.
Por ello en mi caso como en bastantes más, la poesía es
generosa,
Pues no solo nos es un medio de expresión asegurado,
También nos da conocimiento propio y ajeno no esperado,
Y eso, sumando poesía tras poesía, no es poca cosa.